Todo el mundo sabe que fumar es un hábito mortal para la salud.
Lo primero, el riesgo de sufrir cáncer y enfermedades cardiovasculares (por mencionar solo algunos de los efectos nocivos) aumenta exponencialmente.
Lo segundo, todos los que están a tu alrededor, incluidos tus amigos, tu pareja y tus hijos; sufren indirectamente esos mismos perjuicios en su salud.
Así que, ¡enhorabuena! Vamos a asumir que, si estás leyendo esto, es porque o bien has decidido dejar de fumar o estás planteándotelo.
Son grandes noticias y ya deberías empezar a estar orgulloso de ti mismo.
Dejar de fumar no es fácil, no te vamos a mentir, pero es perfectamente abordable si lo tienes claro, y merece la pena.
Y no solo a largo plazo. Te vamos a demostrar que los beneficios de dejar este hábito se van a notar desde el primer día no solo en tu cartera sino también en tu cuerpo.
Esto es lo que pasa en tu cuerpo cuando dejas de fumar:
Primeras 24 h
20 minutos: no pasó ni una hora desde tu último cigarrillo y tu ritmo cardíaco vuelve a la normalidad.
8 horas: el riesgo de infarto empieza a disminuir.
La oxigenación de la sangre vuelve a la normalidad.
A las 24 horas el monóxido de carbono ya se ha eliminado de tu cuerpo.
Se reduce lapresión arterial disminuyendo el riesgo de enfermedades relacionadas con la hipertensión.
Primera semana
3 días: alrededor del tercer o cuarto día se eliminan los últimos restos de nicotina de la sangre.
Empieza a notarse en serio el síndrome de abstinencia.
6 días: los olores huelen más, la comida sabe más y de repente ya no pones tanta sal a las cosas.
El olfato y el gusto ya se han recuperado.
Primer mes
10 días: La actividad física y la respiración se vuelven más fáciles.
2 semanas: Tu piel se vuelve de un color más claro.
Dos semanas y media: tu equilibrio nervioso mejora y duermes mejor.
A partir de la tercera semana, desaparece el síndrome de abstinencia.
Seguirás teniendo ganas de fumar de vez en cuando, pero ya no tendrás ansiedad.
3 semanas y media: se te aclara la voz.
4 semanas: disminuye la congestión bronquial.
1 mes: el riesgo de infección disminuye.
Primer año
A las 5 semanas desaparece el tono grisáceo de tu piel y tu pelo.
6 semanas: recuperas el apetito sexual.
2 meses: te sientes menos cansado y más capaz de esfuerzos físicos.
3 meses: Mejora la respiración. Empieza a desaparecer la tos, la congestión nasal y la sensación de falta de aire.
5 meses y medio: el funcionamiento de tus pulmones ya ha aumentado en un 10%.
6 meses: eres más resistente a las enfermedades.
Los ciclos de tus bronquios se regeneran, lo que significa que ya no te quedas sin aliento al hacer ejercicio.
1 año: tu riesgo de infarto y enfermedad es la mitad del que cuando dejaste de fumar.
Segundo año
El riesgo de infarto de miocardio ya es el de un no fumador.
Quinto año
El riesgo de un infarto cerebral va bajando hasta ser el mismo que el de una persona que nunca ha fumado.
Décimo año
El riesgo de cáncer de pulmón o páncreas es un 30-50% menor.
Vigésimo año
El riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, cáncer de pulmón, garganta, esófago o vejiga es el mismo que el de un no fumador.
No obstante, el riesgo de cáncer de pulmón entre aquellos que fumaban más de 20 cigarrillos al día seguirá siendo el doble que el de un no fumador toda su vida.
Fuente: Revista GQ