«Con pocas monedas se pueden comer muchas porquerías y esa decisión está en manos de niños muy pequeños atraídos por una oferta tan tentadora como poco saludable que por lo general se ve en los kioscos escolares», dijo a Télam Ana María Balanzat, jefa de Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas «José de San Martín».
La pediatra explicó que «poner en los chicos ante esa decisión es irresponsable por parte de los adultos y que no ocurre lo mismo respecto a los comedores, con los cuales no recibe tantas quejas».
«Los padres y madres que vienen al consultorio con dudas sobre la alimentación de los chicos en la escuela nos piden a los médicos recomendaciones para preparar viandas saludables y, en los casos de las familias que mandan a sus hijos al comedor, nos muestran el menú y nos piden nuestra opinión», agregó.
Para la jefa de Pediatría del Clínicas, otra es la preocupación que dejan «los kioscos escolares» cuya tendencia para convertirse en «kioscos saludables» -con productos con menos sal, azúcar e hidratos de carbono- parecen «no haber tenido aún tanto éxito».
«El problema es complejo porque no hay prácticamente control de un adulto responsable en la mercadería que se ofrece a los chicos», precisó la médica al frente de Pediatría del hospital escuela.
Según un informe elaborado por el Hospital de Clínicas, «el exceso de peso en las mochilas es un problema grave, ya que los huesos en esa edad se encuentran en proceso de crecimiento. La carga excesiva en la espalda puede condicionar la postura».
Lo ideal es que los chicos, al cargar sus mochilas, mantengan un peso no demasiado excesivo, acorde con su talla; y en el caso de llevar la mochila colgada sobre los hombros, no debe superar el 10 o 15 por ciento del peso corporal del niño.
El tiempo óptimo para llevar la mochila es de 15 minutos y se aconseja usar ambas correas, para evitar sobrecargar uno de los hombros, con la finalidad de repartir equitativamente el peso.
Según el informe, «la mochila ideal es aquella que descansa y se adapta a la curva de las vértebras dorsales y termina por encima de la zona lumbar unos 5 centímetros».
También hay polémica por el uso de la mochila con ruedas, ya que algunos especialistas opinan que los niños no deben soportar los tirones al subir y bajar escaleras, ya que puedan lesionar sus muñecas, codos y hombros; mientras que otros opinan que los niños no deben soportar esa carga y prefieren las rueditas, aunque sin dejar de advertir que pueden ser riesgosas.
«Habrá que chequear hasta que punto es absolutamente necesario llevar tantas cosas a la escuela», completó Balanzat, que celebró otros avances en favor de la salud de los chicos como el apto psicofísico que se les exige desde hace años a todos los alumnos cada inicio de año lectivo.
Cuando las clases comienzan «casi el 70 por ciento de nuestras consultas tienen que ver con esa certificación que permite que la escuela tenga información sobre cada alumno, imprescindible para la tarea docente».
Tanto las mochilas como los kioscos son hoy dos preocupaciones que impactan en los consultorios, la primera por los problemas de postura que a futuro pueden generar y la segunda por las consecuencias que una mala alimentación desde la infancia puede causar en la población, como la obesidad, la diabetes y la hipertensión, factores de riesgo de enfermedades del riñón, cardíacas y cerebrales.
En Argentina, -en este aspecto- y según las últimas cifras del Ministerio de Salud de la Nación, 2.500.000 chicos y chicas menores de 18 años tienen sobrepeso u obesidad, enfermedad que se registra en uno de cada 10 niños en edad preescolar.
Además otro dato alarmante es que la mitad de la población adulta padece sobrepeso u obesidad y de ella, aproximadamente la mitad, empezó en la infancia.
Según la OMS, más de 300 millones de personas en el mundo son obesas, entre ellos 20 millones de niños menores de 5 años, y el 80 por ciento de éstos vive en países subdesarrollados.