Las uñas bien cuidadas revelan más que estilo: son una expresión de estatus, identidad y, en muchos casos, privilegio social. Desde el diseño hasta el color, cada elección estética puede reflejar códigos culturales invisibles pero potentes.
Tus uñas hablan por vos: lo que revelan sobre tu identidad y lugar social
En el universo de la belleza, las manicuras dejaron de ser un simple accesorio para convertirse en una herramienta de comunicación visual que refleja mucho más que gusto personal. Según especialistas en moda y estética, la forma de llevar las uñas hoy es una declaración sobre clase social, origen étnico y lugar en la cultura.
Aunque durante años se consideró que una uñita bien pintada era símbolo de autocuidado accesible, hoy la lectura es más compleja. No todas las uñas se interpretan de la misma manera. Una misma forma o color puede verse como sofisticación o como exceso, según quién las lleve. Esta diferencia no es menor: tiene que ver con los estigmas de raza, género y clase, que siguen marcando el modo en que percibimos lo estético.
La historiadora Suzanne E. Shapiro señala que las manicuras fueron, alguna vez, una solución económica para realzar la apariencia de las manos. Sin embargo, los estándares actuales de belleza imponen nuevos niveles de exigencia. Las tendencias de uñas naturales, cortas y de tonos neutros, emulan la estética “clean girl”, un estilo que simula sencillez pero exige tiempo, dinero y acceso a productos específicos. En redes sociales, este tipo de manicura se asocia con elegancia, feminidad discreta y distinción, un ideal que no está al alcance de todos.
Por otro lado, las uñas largas, decoradas y brillantes, muchas veces relacionadas con mujeres negras o latinas, todavía reciben miradas prejuiciosas. Sin embargo, al ser adoptadas por celebridades blancas como Rosalía o Dua Lipa, estos mismos estilos son celebrados como vanguardia y moda de alta gama. Este fenómeno pone en evidencia lo que muchos llaman nail privilege, un término que se popularizó en TikTok para hablar de cómo el arreglo de las uñas puede influir en la percepción social, el respeto recibido y hasta la autoridad.
Casos como el de Sha’Carri Richardson o Florence Griffith-Joyner revelan cómo los mismos diseños que en ellas eran tildados de “ghetto”, se convirtieron en moda cuando fueron llevados por figuras mediáticas blancas. Tal como advierte la socióloga Miliann Kang, los criterios de belleza no son universales ni neutros: están atravesados por estructuras de poder, cultura y discriminación.
Hoy, más que nunca, mirar las uñas de alguien es leer un mapa silencioso de su lugar en el mundo. La manicura, lejos de ser superficial, es una forma de autoafirmación, pertenencia y también, de visibilizar lo que aún se margina bajo la etiqueta de “belleza”.