Camila tiene 16 años y vivió gran parte de su vida sin sus manos. Sufrió la amputación de ambas extremidades tras un accidente doméstico hace 15 años. El 4 de mayo último, tras muchos años de consultas médicas permanentes, recibió dos prótesis realizadas en el país por su traumatólogo y un estudiante de ingeniería electrónica.
Fue 26 de septiembre de 2002 cuando, en su casa, la chiquita quemó sus dos manos. Y si bien su familia -oriunda de Pozuelo, a 26 kilómetros de las Termas de Río Hondo- acudió de urgencia al Hospital de Niños de Santiago del Estero, las heridas no dejaron otra opción que amputar los diez dedos poco menos de un mes después.
«Fue un proceso largo y, de alguna manera, lo sigue siendo», explicó Margarita, madre de la joven sobre el tiempo transcurrido entre el hecho y esta resolución. En el medio hubo viajes a Buenos Aires para atenderse en el Hospital Garrahan, controles y estudios de todo tipo. Hasta que conocieron a Claudio Brahim, traumatólogo santiagueño que atiende en Tucumán y ayudó a Camila cuando se quedó sin sus manos.
Con su muñón izquierdo, la adolescente logró formar dedo metacarpiano -similar a un pulgar- que durante este tiempo le permitió escribir, comer, usar el celular y lavarse el pelo, entre otras actividades. Aunque no pudo hacer lo mismo con su muñón derecho, que quedó inutilizable.
Así, Camila logró desenvolverse en el día a día, hasta que Brahim se comunicó con Lucas Abdalá, un estudiante de ingeniería electrónica de 27 años. Juntos diseñaron dos prótesis con la mejor calidad posible y a un costo menor a los $2000, cuando en Estados Unidos hubiera costado casi medio millón de pesos.
«Usamos planos que están disponibles para cualquiera en internet, un software gratis y ua impresora 3D. Construimos la parte electrónica con elementos que se consiguen fácilmente en Tucumán», explicó Abdalá. Lo más caro, dijo, son las cinco pilas «que hay que recargar después de un tiempo».
Si bien sus «nuevas manos» aún le resultan incómodas y por momentos prefiere seguir usando su dedo metacarpiano Camila y su familia no dejan de agradecer a los especialistas por la gran ayuda brindada. Para los profesionales, en tanto, este atencedente marcará «que casi cualquiera pueda acceder a una prótesis» una vez que sus tejidos se hayan cicatrizado.