Algunos se parten, otros se desarman y a la mayoría cuesta sacarlos si no se cuenta con un buen destapador, pero los corchos son un mal necesario para conservar los vinos en botella. O lo eran hasta que las tapas a rosca empezaron a ganar más terreno en las bodegas.
«La industria del vino ha comenzado a tomar consciencia a nivel global, ya que diferentes estudios lo han demostrado, que en breve comenzarán a escasear dos de los productos más preciado: el roble para las barricas y el alcornoque para los corchos», explicó el sommelier Emiliano Izquierdo Díaz a minutouno.com.
Mientras el problema de las barricas, que tradicionalmente son de roble francés o estadounidense, se resolverá en el mediano plazo con madera italiana, eslovena, rumana o polaca, el desafío de los corchos es mayor si se tiene en cuenta que el precio de uno natural puede llegar a los 1,5 euros, aunque el de uno sintético siempre es mucho menor.
Entonces empieza la rosca: ¿sí o no a eliminar el destapador de la mesa?
«La tapa a rosca y el corcho sintético es un sí. No en todos los casos, claro está. Pero para vinos de consumo desde su cosecha hasta los 2 o 3 años, es un gran sí», aseguró el especialisra, aunque con la salvedad: «El corcho natural tiene sus ventajas y es la tradición propiamente dicha».
«El corcho es fundamental no sólo para la conservación, sino que es el responsable del buen añejamiento de las bebidas. Se utiliza el natural porque permite el pasaje de oxígeno en muy bajas cantidades y gracias a esa micro oxigenación el vino envejece de manera paulatina. Los grandes vinos, que son creados desde el viñedo, necesitan de estos corchos para lograr su plenitud», explicó.
Pero en el caso de vinos de menor crianza y de consumo a mediano plazo se puede recurrir a una tapa a rosca o un tapón de alcornoque reconstituido con pegamentos plásticos especiales que permiten la oxigenación de la bebida.
«Los tapones sintéticos y la tapa a rosca que encontramos en vinos jóvenes, son la mejor opción para el consumo pronto o inmediato. Mantienen la sanidad de los caldos, y a su vez, disminuye al mínimo el pasaje de oxígeno, cosa no beneficiosa en estos casos», aclaró Izquierdo Díaz.
«Por el momento, no creo que se deje de utilizar corcho natural en los mejores vinos del país, pero a su vez, entiendo que hay estudios e investigaciones avanzadas en la búsqueda de tapones sintéticos que permitan la micro oxigenación ideal, a bajo costo y con una notable mejora en cuanto a la sanidad del vino», afirmó.