Alan Franco, el pibe que se crió en un barrio difícil y hoy vale 20 millones de dólares

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De evitar las patadas y los tiros en el potrero de la peligrosa Villa Tranquila a refugiarse en el humilde club Las Torres de Dock Sud. De dejar de jugar a la pelota a retomar de más grande la ilusión de ser futbolista en las Inferiores de San Telmo. Del Ascenso a la máxima categoría sin escalas en un grande como Independiente. De ser mediocampista de marca a encontrar su lugar en el mundo en la zaga central de la defensa. De debutar en Primera a salir campeón en el Maracaná. De los problemas económicos y familiares a firmar su segundo contrato como jugador profesional con una cláusula de rescisión de 20 millones de dólares. A los 21 años, Alan Franco, una de las joyas del Rojo, ya tiene toda una historia para contarles a Dalma y Stefano, sus hijos de seis años y nueve meses respectivamente.

Si todavía no cumplió con el sueño de sacar a sus padres Estela y Javier y a sus hermanas menores Abril y Delfina del picante barrio de emergencia donde nació -ubicado a un kilómetro del centro de Avellaneda- para llevarlos a vivir a una zona más segura, no es a esta altura por una cuestión de dinero; a pesar de todo, sus papás no quieren dejar ese lugar en el que lucharon tanto para formar una familia.

Villa Tranquila no le hace honor a su nombre. La droga y la delincuencia se concentran en ese radio de 20 cuadras que la conforman. De allí salió Franco, que el miércoles se dio la mano con los dirigentes luego de sellar la renovación de su vínculo con Independiente hasta el 2022, con una sustancial suba de su salario. Y si por caso algún equipo pretende llevárselo de manera directa ahora deberá desembolsar al menos 20 millones de dólares. Lo mismo sucedió unos meses atrás con Nicolás Figal, su compañero en la zaga.

Fue Fernando Berón, el director técnico de la Reserva del Diablo, quien lo bajó del medio a la defensa. Y ahí se quedó el juvenil de un metro ochenta de altura que tiene la presencia de un jugador experimentado. San Telmo fue la institución en la que se formó hasta la Cuarta categoría (llegó a ir al banco de la Primera en la C), después de iniciarse en Las Torres, un club que les da espacio a chicos de bajos recursos.

En poco tiempo se afianzó en el equipo de Ariel Holan y fue uno de los puntos altos del campeón de la Sudamericana 2017. Tanto es así que sus actuaciones lo pusieron en el radar de Jorge Sampaoli, el DT de la Selección, que lo tiene anotado para el recambio post Mundial.

Alan Franco ya no es el futuro; es un presente enorme. Es un faro para esos pibes que nacen sin otra cosa que las ganas de ser. Es una certeza: el sacrificio vale la pena.

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