El histórico triunfo por penales sobre El Porvenir, tras igualar 1-1 en los 90 minutos de juego reglamentarios, que metió a Luna Park de Bariloche en los cuartos de final de la primera edición de la Copa Federal de fútbol femenino, lo convirtió además en el único de los ocho equipos provenientes de las ligas nucleadas en el Consejo Federal en acceder a dicha instancia.
Iris Tarifeño, capitana y una de las jugadoras fundacionales de Las Lunáticas, había tenido que dejar la cancha por una lesión a los 15 minutos del primer tiempo por lesión. Para ese entonces, su equipo ya estaba perdiendo 1-0 y acumulaba un segundo golpe demasiado rápido. Desde el banco de suplentes, hizo un curso acelerado de emociones. Lo sufrió. Se angustió. Estalló con el gol del empate de Daniela Kippes. Lloró por tanto esfuerzo y tanto corazón. Se ilusionó con el triunfo. Arengó antes de los penales y quiso desaparecer cuando empezó la serie. De espaldas a la definición, reconoció en un segundo el grito que avisaba que habían sido ellas las que seguían en camino. Y ahora se ilusiona con una recuperación acelerada que le permita disputar algunos minutos más del torneo más importante de su vida.
-¿Fue más difícil dormir la noche anterior al partido o la posterior?
-La noche anterior. Todavía no había sucedido ese primer partido y te mata por la ansiedad, los nervios. Particularmente me pasa que siempre me es más difícil la noche anterior. Después es como que una relaja. Pero la noche anterior, particularmente, la sufrí. Todo era completamente desconocido. El rival, el lugar. Todo. Eso genera más nerviosismo y más ansiedad.
-¿Qué fue lo que te hizo tener que dejar la cancha tan rápido?
-La realidad es que en Bariloche habíamos tenido la última práctica el viernes previo a viajar. Hicimos un juego más bien recreativo, hicimos fútbol. Pero me había pinchado el isquiotibial izquierdo y ahí tuve un pequeño aviso. En ese momento paré. Creo que lo más complicado para mí fue pasar el fin de semana porque no sabía en qué condiciones iba a llegar. En ese momento me bloquee porque sentía un dolor extraño, empecé a pensar demasiado y tenía miedo incluso hasta la entrada en calor previa al partido que fuera algo psicológico. Se lo había atribuido a eso. La molestia estaba. No era profunda, pero en el transcurso de los primeros minutos, cuando quise hacer el primer cambio de velocidad, lo sentí. Era posible. La realidad es que estoy bastante sentida, tratando de recuperarme porque todavía no sé bien si es una contractura o un desgarro. Estoy con masajes, hielo. Por supuesto que tengo la expectativa de llegar al próximo partido. Trabajé, me sacrifiqué mucho para llegar en óptimas condiciones y a veces pasan estas cosas, que son parte pero que una no las piensa. Me agarró un bajón porque no se si voy a llegar, pero con el corazón te digo que me muero por jugar ese partido. Hay tanta movida atrás que es casi imperdonable perdérmelo. Trato de ser optimista.
-¿Cómo viviste ese tramo larguísimo del partido sabiendo que, siendo la capitana, no podías ayudar a tus compañeras desde adentro?
-Creo que lo peor que me puede pasar es estar afuera en un partido de esas características. Prefiero ni siquiera estar. No puedo. Te invade el sentimiento de estar ahí y darlo todo. Porque de afuera es como que empezás a ver todas las falencias y te hierve la sangre. Así que la realidad es que no la pasé para nada bien. Ni hablar cuando nos fuimos a la tanda de penales. No miré ninguno.
-La tanda de penales ya te igualaba con las demás en cuanto al nerviosismo, porque mas que la que patea y la que ataja, nadie puede hacer nada…
-Encima nosotras somos muy de las cábalas. Nos pasó lo mismo en la instancia clasificatoria jugando en Madryn, que empatamos 0-0 y fuimos a penales. Entonces cuidábamos que cada detalle fuera igual al de esa tanda. Yo en Madryn no vi ningún penal y acá fue lo mismo. En un momento el DT nos decía pase lo que pase nos juntamos y nos alentamos. Y yo hacía tipo rancho aparte, pero el ayudante le decía dejala ahí donde está, porque era igual que como había sucedido en Madryn. Yo no puedo ver los penales. Es una cuestión de suerte. Aunque lo primero es la seguridad. A veces vas a patear por decisión del DT, otras porque una jugadora se siente plenamente segura de hacerlo. Son un montón de cosas y a nosotros un poco nos pasó eso. Hubo jugadoras que pidieron patear el penal. Pero también pasó con una compañera, Meli (Tallis), a la que el DT le dijo que pateaba. Primero dudó y después se convenció. Después, charlando, nos contaba que la pelota no fue donde ella quiso, pero fue gol, jaja. Esas cosas tienen los penales. Suceden muchas cosas y cada una lo vive diferente. Es increíble.
-Sufrieron dos golpes muy grandes muy seguidos, con el gol rival y tu lesión, sin embargo mostraron una gran fortaleza para no irse del partido y hasta me quedó la sensación que terminaron mereciendo ganar el partido en los 90…
-Creo que la mayoría de las personas que nos dieron su apreciación del partido nos recalcaron lo mismo. De pronto empezamos con un montón de golpes, pero que grupalmente no nos afectaban. Nos preparamos mucho psicológicamente para eso. Siempre planificamos contemplando todos los problemas que se pueden plantear en un partido en lugar de creyendo que todo va a salir bien. Luna está acostumbrado a eso. Nos metieron el primer gol, tuvimos mi lesión, pero ese es el momento para seguir pensando, para bajar y volver al ritmo de un partido en el que sentíamos que podíamos tener el control. Obviamente los partidos son un subeybaje, pero nosotras estábamos preparadas para no desconcentrarnos pasara lo que pasara.
-¿Te acordás cuál fue tu primera reacción en el gol del empate?
-No te lo puedo explicar. Saltamos todas. Teníamos una alegría. Aparte sentíamos que llegó el primero y tenía que llegar el segundo. Creo que todas sentíamos que lo podíamos ganar. Estábamos seguras, tuvimos muchas situaciones. Hasta el último minuto pensamos que llegaba el segundo. Fue una emoción que no te puedo explicar. Lloramos. No podía caber más felicidad en nosotras.
-Viendo que fueron el único equipo proveniente de las ligas del Consejo Federal que llegó a cuartos de final, ¿se magnifica lo que lograron?
-La verdad es que no lo pensamos. Sí pensamos mucho en nosotras y sabemos con las desventajas con las que llegamos, porque hay todo un trayecto atrás de esto. Sabemos que tenemos un montón de cosas para mejorar, pero siempre confiamos en lo que podemos dar. A medida que fue avanzando el campeonato fuimos viendo a los otros equipos y sabemos que esto es pasito a pasito. Sea como sea lo vamos a dejar todo. Si tenemos que perder va a ser sin guardarnos nada y eso nos genera mucha tranquilidad. También confianza, en una misma y en el equipo. Se puede especular mucho, pero los partidos se ganan adentro de la cancha.
-Vos y tu hermana hablaban por un teléfono apenas terminó el partido. ¿Con quién? ¿Qué te genera estar viviendo con ella esta experiencia?
-Era con mi mamá, mi otra hermana y mis sobrinos. Nos súper emocionamos porque hay mucho sacrificio atrás de todo esto. Pero también una gran oportunidad que se nos presentó, que no la imaginábamos porque el sur siempre queda muy aislado de todo. Cuando surgió, acomodamos nuestras vidas para esto. Horarios de estudio, horarios de trabajo. Hay toda una familia haciendo el aguante. Todas las jugadoras estábamos haciendo videollamadas con nuestras familias. Porque hasta el momento de subir al micro los teníamos a todos ahí despidiéndonos. Mi mamá y mi hermana lloraban a la par nuestra. Dai tiene dos nenes y fueron ellas las que se encargaron de quedarse con ellos y cuidarlos estos días. Hay un aguante, una fuerza y un sacrificio atrás de todo esto que emociona. El club en sí es una gran familia, porque nuestras familias se involucran tanto como nosotras. Y a la vez, nunca antes nos había pasado lo que estamos viviendo ahora, en una competencia de tanta magnitud.
-¿Estás en Luna Park desde sus inicios?
-Estoy desde los inicios, hace años. En la actualidad, el plantel de Luna tiene a cuatro o cinco chicas que venimos juntas desde hace muchos años. Mi hermana y yo. Maca Melgarejo, Verónica (Carriqueo), Paola Monzón… Está bueno porque es un plantel de 18 y las jugadoras del viejo Luna somos las que tenemos que seguir imponiendo esa impronta y transmitiendo esa pasión por el club. Fue lo que nos hizo recorrer diferentes partes del país, ganar campeonatos nacionales, regionales, provinciales…Lo hicimos con una base de personas súper sólida. Ese siempre fue nuestro fuerte y es la ideología que queremos transmitir y conservar. Te puedo asegurar que hoy se siente como estar en el Luna de toda la vida y eso es lo mejor que pudimos lograr durante todos estos últimos meses que sabíamos que teníamos esta gran oportunidad.
-¿Y quién es la más joven del plantel?
-Araceli Huinchaqueo, que tiene 18 años. Después ya son todas de 20 para arriba.
–Llegaron nuevas jugadoras para este torneo y evidentemente pudieron hacer ese trabajo de transmisión…
-Sí, fue un trabajo intenso. Lo que pasa es que nosotras, además, en Bariloche no jugamos fútbol 11. Llega la propuesta para jugar a Madryn y nos avisaron dos semanas antes. Imaginate que nuestro plantel no sé si llegaba a las 15 jugadoras, pero porque jugamos futsal. En esas dos semanas nos preparamos y surgieron muchas otras cosas, porque físicamente no aguantábamos los dos tiempos de 45. Era otra historia y teníamos que reinventarnos. Ahí volvimos a demostrar garra y corazón. Fue otra situación súper emocionante. Cuando ganamos nos dijeron que la Copa Federal se iba a jugar a principios de diciembre, pero finalmente se pasó a febrero y eso nos dio mayor tiempo para rearmarnos y prepararnos.
-¿Desde cuándo jugás?
-La verdad que jugar a la pelota me gustó desde chiquita, pero hacía atletismo y me había dedicado más a eso. Ya empecé a meterle cuando tenía 15 o 16 años. De chicas con mi hermana jugábamos en clubes diferentes. Nos juntamos de grandes, ya cuando se encaró el tema de Luna Park.
¿Cuándo arrancó Luna?
-Si no me equivoco desde 2011. Y la Liga Municipal de fútbol 9 estará desde hace 4 años. Antes solo futsal. Cambia absolutamente todo. También los terrenos son diferentes, porque siempre entrenamos en plazas, canchas de tierra. Recién este último mes pudimos usar el Estadio Municipal de Bariloche para poder entrenar, en una cancha de césped. Fue una lucha. Por eso hablaba de las desventajas con las que llegamos.
-¿Estos momentos de mayor visibilidad tienen que aprovecharse también para exigir una liga de fútbol 11?
-Yo creo y pretendo que sea una iniciativa para que nos den el lugar y nos den la importancia que merecen torneos de estas características. Creo que lo vamos a exigir, porque somos desde nuestros inicios el equipo que más salió a representar a Bariloche, a nuestra provincia. Entonces creo que estamos en el justo derecho de reclamar y exigir que se arme una liga de fútbol 11. Es ahí donde surgen las posibilidades. Creo que todo Bariloche se va a poner las pilas. ¡No sabés la cantidad de equipos que hay! Estaría bueno que se ponga el foco ahí. Porque para las pibas va a ser una oportunidad mucho mayor de que puedan verlas y llegar al fútbol de Buenos Aires.