Escribe Cristian Mémoli- estudiante de Derecho -, para Junín24
Tres años más se sucedieron desde el homicidio de Elida Gomez Laciar acontecido en 1992, hasta que la ciudad se vio sacudida por un nuevo hecho de sangre. La víctima fue en este caso una jubilada de 78 años de edad. La señora Josefina Amoroso, viuda, vivía sola en su casa del Barrio Ferroviario. Fueron vecinos de la mujer quienes dieron aviso a la policía tras ver la puerta de su domicilio abierta y encontrarla muerta al entrar, con signos de haber sido amordazada y golpeada en su habitación el día 14 de Julio del año 1995.
La investigación se centró nuevamente en el robo como móvil del homicidio al comprobar los investigadores que una suma de trescientos pesos faltaba en casa de la víctima. Prometieron a la vez, una rápida investigación y una pronta captura del autor del hecho. Sin embargo, el accionar policial nuevamente se centró en las detenciones al libre albedrío, se barajó la posibilidad de que el homicida era un conocido de la víctima, tampoco se descartó la posibilidad de que un vecino del Barrio Ferroviario hubiese sido el autor, dado que no había desorden en la casa, únicamente faltaban 300 pesos que la víctima había guardado en el horno, el resto de los objetos de valor como alhajas y electrodomésticos no habían sido tocados.
Las semanas pasaron y el crimen de la señora Amoroso nunca quedó esclarecido, no se encontraron testigos, no se estableció cuantas personas actuaron, ni siquiera pruebas verdaderamente conducentes para el verdadero móvil para darle muerte a la mujer. Otro de los crímenes sin resolver que integran el triste historial negro de la ciudad.
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