Llega a su fin el Clausura 2019 de la Primera División de Fútbol Femenino de la Liga Deportiva del Oeste. Este domingo, desde las 21, UNNOBA y Rivadavia de Junín definen el título en la cancha de Ambos Mundos.
Ornela Pipa Gaveglio, una Guerrera, y Romina Alonso, una Celestina, hicieron la previa con Junín 24, repasaron el camino recorrido en un torneo que fue atípico desde el inicio y se animaron a imaginar cómo puede desarrollarse el partido que arrojará un nuevo campeón.
«Nos queda la sensación de que el torneo fue demasiado corto. Nos hubiera gustado jugar un poco más», expresó la delantera de Rivadavia. «Pienso lo mismo. Encima hubo una semifinal menos, por el partido que no se jugó entre Rivadavia Sarmiento», la completó la mediocampista central de Las Guerreras.
Para Pipa, el hecho de que Las Celestinas no hayan jugado el pasado fin de semana no representa una ventaja física para UNNOBA. Romina Alonso, incluso, aclaró que ellas hubiesen preferido ganarse en la cancha el pase a la final: «A nosotras, que no nos juntamos nunca ni a entrenar, nos perjudica. Nosotras queríamos jugar, porque los domingos es la única vez que nos vemos».
En la semana previa a la definición, Las Guerreras cumplieron con sus dos entrenamientos semanales de miércoles y viernes. «Tenemos fijos esos dos días, de 13 a 15. No siempre pueden ir todas, pero alcanza para un picón. Las que laburan se escapan, llegan a entrenar y después otra vez a la oficina», contó Ornela Gaveglio.
Para Rivadavia, que tiene muchas jugadoras fuera de Junín, verse en la semana se ha vuelto un imposible, según relató Romina Alonso: «Nosotras tenemos un pozo para bancar los viajes de las chicas de afuera, pero es dinero para que puedan viajar el día del partido. De vez en cuando hacemos rifas. También está la plata del pase de Luna (Maimone) y lo de Meli (Garialdi) y Paye (Romina), que se usa un poco para eso y otro para comprar las cosas que se necesiten».
Al domingo, Rivadavia llega como el bicampeón vigente del fútbol local, aunque con la espina de haber perdido el último partido que disputaron en el actual torneo 1-0 ante Defensa. Pese a ello, están confiadas en que podrán revertir la imagen ante un rival que invita a jugar. Y Romina Alonso ya avisó: «Vamos por el pentacampeonato. Y por el tricampeonato consecutivo».
Las Guerreras se quedaron con sabor a poco el campeonato pasado, en el que se colgaron la medalla de bronce. Ahora que vuelven a jugar la final que ansiaban, saben que cuentan con las armas para bajar a Las Celestinas: «Les queremos ganar, eso está clarísimo», aseguró Ornela Gaveglio.
Pese a que ganaron las semifinales por amplio margen, Pipa cree que el funcionamiento del equipo ante Defensa pudo ser mejor y destacó el partido ante Sarmiento, curiosamente el único que perdieron, como el que mejor jugaron del actual torneo. Precisamente ante Sarmiento, en la otra semifinal, fue que se quedó con las ganas de jugar Romina Alonso, pensamiento que es compartido por todas Las Celestinas: «Había muchas ganas de jugar, porque nos queríamos medir a ver cómo estábamos si es que Sarmiento presentaba un equipo fuerte. Queríamos medirnos con equipo completo, porque contra Defensa estábamos incompletas, y ver. Siempre hablamos que Rivadavia entrenando podría competir a otro nivel».
Hay, de cara a la final, un factor que une a los dos equipos y es que previo al inicio del torneo perdieron a dos jugadoras importantes cada uno. Sofía Dambrosio y Lucía Mansilla, por el lado de Las Guerreras; Romina Paye y Melina Garialdi, por el de Las Celestinas. Pese a ello, lograron sobreponerse y estar a días de poner en juego un nuevo título.
«Se nos fueron dos titulares. Soy de la idea de que nadie es indispensable, pero tenés que ocupar esos lugares. Así mismo, en el cambio de posición por posición, nunca hay dos jugadoras que tengan las mismas cualidades. Lleva un proceso amoldarse», expresó la mediocampista de UNNOBA. «Nosotras estamos bien. Esas bajas las podés llegar a sufrir contra un equipo como UNNOBA o Sarmiento, que falta esa jugadora que lo puede ganar en una jugada. Después no», opinó la delantera de Rivadavia. El resumen del asunto, quedó en boca de Pipa: «Ahora vamos a ver quién quedó más debilitado».
Dicen que el pasado pisado y lo que se viene es una finalísima en las que ambas coincidieron que están las condiciones dadas para ofrecer un espectáculo digno de ir a ver. Sí, los estamos invitando, ¿o no se entiende?
«Yo creo que va a ser un partido muy cerrado desde el resultado. Entretenido, pero también aguerrido. Pienso que los dos equipos vamos a salir a atacar. Nos gusta jugar contra Rivadavia porque nos lleva a un nivel de mayor concentración», resaltó Pipa.
«UNNOBA es un equipo muy parejo. Si tengo que destacar una individualidad, podría ser Juana Garayalde», dijo Romina Alonso.
«En Rivadavia, podría ser Estefa Aliano», dijo Pipa Gaveglio.
«Siempre contra UNNOBA, la que comete el primero error lo paga. Ya venimos con varios partidos jugados y es así. Hay que estar atentas al mínimo detalle. lo que está bueno de enfrentarlas es que se puede jugar al fútbol. No es un equipo que te golpea. Puede haber roce, no digo que no. Pero no son chicas que vayan a llegar a destiempo y eso está bueno», destacó Romi.
DE INICIO A FIN
Cada una es referente en su equipo. Cada una empezó cuando al fútbol femenino no le querían hacer el lugar. Jugaron en el barrio, en el pueblo, con los pibes. Ellas lo hicieron crecer desde adentro y hoy, que la pelota las reconoce con una nueva final, se permiten disfrutar también de ver que las semillas empezaron a prender, que junto a ellas saltan a la cancha pibitas que no llegan a los 20 y que pudieron hacer todo ese proceso formativo que a ellas dos, y a tantas más, se les negó.
Ornela Pipa Gaveglio: Arranqué como en el año 2000, en la pileta de Independiente. Estábamos con un grupo de amigas. Jugaban siempre los chicos, los Lo Bianco, los Rivero. Toda esa camada. Nosotras nos prendíamos. Un día dijimos por qué no nos anotamos en un torneo. Lo Bianco y Badino dijeron que nos entrenaban. Empezamos a buscar y no había mucho. En esa época estaba la Turca Bellome, Las Galácticas y no había mucho más. Había campeonatos en los barrios, en los pueblos. Después dejé y arranqué en UNNOBA hace siete años. Arrancamos con los JUR, pero imaginate que era solo un torneo al año.
Romina Alonso: Yo vengo jugando de re chiquita. Jugaba en Baigorrita, con Natalin y otra chica más. Un día va Valeria Ghione, que fue la creadora de Las Galácticas, nos vio jugar y nos invitó a sumarnos al equipo de acá de Junín. Tendríamos 14 años, era para viajar a los Torneos Bonaerenses. Nunca más me fui. Formamos Las Galácticas, en la quinta de Valeria, y empezamos a reclutar chicas. Empezamos a viajar a la Liga de Pergamino, todos los domingos. Después nos fuimos a jugar un par de años a la Liga de Chivilcoy, cada 15 días. Después, Valería con Gabriel Mercado, armaron acá el reducido (de 9 jugadoras) y ya empezamos a representar a Rivadavia.
LA LAGRIMITA EN EL OJO
Porque las dos fueron el último año compañeras en la Selección de Junín, quedó planteada la charla sobre lo que viene, una renovación obligada, pero también saludable, ante la partida de cuatro jugadoras y el entrenador, Sergio Barbagelata.
Pipa levantó la mano y dijo que, siempre que la convoquen, le gustaría volver a formar parte el año próximo. La lagrimita en el ojo nos la plantó Romina Alonso, que nos confesó que cantó basta para ella.
«Siento que ya estoy, que di todo lo que podía dar y ya está. Es más, este último año había ido como para colaborar con las chicas, ayudar. Me tocó jugar cuando se fueron las chicas a Sarmiento, pero siento que ya está. Quiero ayudar desde otro punto. Me habían ofrecido para que agarre la Selección, pero no me siento preparada todavía. Este año voy a hacer el curso. Con Rivadavia me pasa un poco lo mismo. Ahora tengo una racha que no me vengo lesionando, pero estuve un año que me lesionaba el tobillo, la rodilla… Entonces es como que ya no quería saber más nada. Me encargaba de lavar camisetas, armar el botiquín. Es como que ya me quiero retirar».
Por Juani Portiglia – @JIPortiglia