Repudio por la muerte de una mujer en Villa 31

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El sábado por la noche se confirmó la primera muerte por coronavirus de la Villa 31, se trata de Toribia Balbuena, de 84 años, que estaba internada en el Hospital Rivadavia, y era la madre del caso cero dentro del barrio.

La mujer fue internada el 20 de abril y, a una semana de su internación, debió ser intubada ante el agravamiento de su estado de salud. «Luego quedó en terapia intensiva con pronóstico reservado, producto de una falla hemodinámica y renal. Ayer (sábado), su cuadro había empeorado y hoy falleció pasado el mediodía”, detalló el comunicado que emitió la cartera de Salud del distrito porteño.

También se encuentra internado con coronavirus en el Hospital de Clínicas, el marido de Toribia Balbuena que tiene la misma edad y que fue internado el mismo días que ella «con un grave cuadro de neumonía«, confirmaron.

Una mujer de 84 es la primera fallecida por coronavirus en el barrio conocido como Villa 31 de la Ciudad

Una mujer de 84 es la primera fallecida por coronavirus en el barrio conocido como Villa 31 de la Ciudad

Pero desde hace más de una semana que las organizaciones sociales y profesionales que trabajan vienen denunciando la crítica situación que se vive dentro de las villas y asentamientos de la Ciudad dónde se confirmaron hasta el momento 153 casos positivos de coronavirus y hay otros 64 en estudio por haber mantenido contacto estrecho, algo que sucede por las condiciones de hacinamiento que vive un gran porcentaje de los vecinos de esos barrios.

El total de positivos de coronavirus en los barrios vulnerables supera ampliamente el 10% de los infectados de toda la Ciudad, que al viernes por la noche eran 1197. Los barrios Padre Mugica (Villa 31) y Padre Ricciardelli (Villa 1-11-14) son los más complicados, con 57 y 48 casos, respectivamente. Siguen Ciudad Oculta (Villa 15), con tres; Villa 20 y Barrio Fátima, con dos; y la 21-24 y el Barrio Mitre, con uno. Además, desde el gobierno porteño confirmaron que hay otros diez casos en estos barrios, pero no especificaron dónde, según informó Tiempo Argentino.

Por su parte Nacho Levy, de la organización La Poderosa que da asistencia en estos barrios, dio a conocer desde un primer momento cual era la situación de la familia de la familia de la mujer que fue el primer positivo, que vivía con sus padres y compartían el baño con once personas más; y denunció públicamente que no hay “protocolos de individualización sobre los grupos de riesgo que deberían ser aislados del aglomeramiento” y no hay seguimiento de las familias con casos positivos, algo que se puede generar más contagios.

El temor actual es que las cifras se disparen y que no se pueda controlar el brote. A toda esta crisis sanitaria por el Covid-19, se le suma que los barrios vulnerables de la ciudad no están teniendo buena presión de agua, elemento vital y necesario para higienizarse, y la Villa 31 es la más afectada. El problema de la falta de agua comenzó hace una semana, no hubo una respuesta rápida por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y diferentes organizaciones debieron presentar un amparo colectivo para que se garantice el servicio.

Al confirmarse la muerte de Toribia Balbuena, Levy expresó toda su indignación a través de las redes sociales propias y de la organización ‘La Poderosa’:

“No se murió, ¡la mataron de abandono! La mataron de desidia, la mataron de indiferencia, la mataron de mezquindad. O qué nos van a explicar, ¿ahora sí quieren escuchar? Acaba de perder la vida Torobia Balbuena, una vecina de 84 años que apareció anónima varias veces en las denuncias que publicamos, cuando decíamos literalmente: «Los padres de la primera contagiada tienen 84 y 85 años, viven en la misma casa y comparten inodoro con 11 personas más».

«No leyeron, no escucharon, no respondieron, no reaccionaron: hace apenas diez días, tenían apenas 300 camas para 25 mil personas mayores que habitan la Ciudad en condiciones habitacionales infrahumanas, donde día por medio nos quedamos sin luz, donde se corta el agua con o sin cuarentena, donde no llega el gas, ¡donde no llega el Estado! Lo dijimos, lo gritamos, pero miraron para otro lado. ¿Y ahora qué dirán? Que ya estaba vieja, que no saludaba con los codos, que cuánta mala suerte, ¡siguen mintiéndoles a todos y acá ya llegó la muerte!”.

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